Agradecemos al compañero Miguel Ángel de Renzis su editorial de mañana y la compartimos en nuestra página.
MUNDO CRUEL
Hay un fracaso de los sistemas políticos notable. Sólo así se entiende que la mitad de las riquezas del mundo sea controlada por el 1% más rico que pertenece a 62 familias y que además 29 corporaciones planetarias de las cuales el 75% son bancos, controlen la economía universal.
La independencia de los estados ya no existe, es manejada por los titiriteros de los grupos privados.
Esto surge de trabajos que en los últimos dos años se vienen efectuando para estudiar la más importante transferencia del poder de decisiones, donde lo político y lo militar quedan a merced de los dueños del poder económico.
Este es el mundo real, el mundo cruel.
Ellos necesitan de la existencia de los pobres, porque en sus cuentas son las variables de ajuste. Y cuando una empresa llega a facturar casi el PBI de los Estados Unidos, nos damos cuenta de en manos de qué pocos ha caído la administración universal.
El reciente congreso del partido comunista chino, queriendo parangonar la marcha de Mao Tse Tung pero transpolándola a la mirada capitalista de la China de hoy, que utilizaron el título de “Segunda Marcha”, ya no dentro de China, sino fuera de ella, acompañada del desarrollo militar.
Este nuevo actor de la economía global termina de efectuar un acuerdo con la República Oriental del Uruguay, un país con escasos tres millones de habitantes, en un supuesto intercambio con un gigante de 1500 millones de habitantes.
Es obvio que Uruguay será la cabecera de playa para cambiarle las etiquetas a los productos industriales chinos y disfrazarlos de Mercosur y penetrar a la Argentina y Brasil.
Este último país es la octava economía mundial y atacar su industria es un objetivo de la expansión china. Y con esto, ponerse en el medio del principal socio comercial de Argentina.
Nosotros tenemos lo que China precisa: agua potable, aire no contaminado, extenso territorio sin poblar, riquezas mineras, riqueza ictícola y la proyección antártica.
Ellos necesitan el litio de Bolivia, Salta y Jujuy, los minerales del macizo andino, los alimentos de nuestros campos y la riqueza de nuestros mares.
Por ahora vendrán comercialmente, después, si es necesario, militarmente.
Para lo cual el gobierno anterior les cedió graciosamente una base en Neuquén.
Por otro lado los piratas ingleses, dueños históricos de los negocios del Rio de la Plata, harán lo posible para evitar esta expansión y para no perder las tierras del sur que ya tienen y los negocios históricos en Argentina, Uruguay y Brasil.
Mientras tanto Putin alertó a su pueblo sobre la tercera guerra mundial, lo mismo que viene sosteniendo el Papa hace rato.
Para Putin, hombre de la KGB soviética, el negocio es que gane el “loco” Trump, porque se aseguraría que si fuera presidente el republicano no se metería a cuidar otros territorios que no fuera el propio, lo que facilitaría el proyecto de la nueva Rusia.
Por su lado Clinton, sostenida por las corporaciones más importantes, y en búsqueda del voto latino para ganar la elección, se verá comprometida, si resulta electa, a prestar más atención al cono sur.
Mientras Macri propone una alianza con el Pacífico, China tiene adelantado el canal en Nicaragua, que unirá a los dos océanos, sin depender del canal de Panamá.
Al paso a la inmortalidad de Perón en 1974 el país registraba un 4% de pobres. Cuarenta y dos años después, hemos destrozado la Argentina, y entrado en la etapa de la decadencia.
De una decadencia que puede pasar a la disolución definitiva, o se puede reaccionar a la inversa y transformar la decadencia en dignidad nacional.
La batalla de hoy es cultural. La lucha es de todos los días. Un país llamado Argentina necesita ser una nación.
Atrás quedó la Argentina justa, libre y soberana. Atrás dejamos la Argentina potencia. Atrás quedó Perón.
En nombre de él aparecieron los mercaderes del templo, los salteadores de ilusiones, los ladrones de la felicidad popular. Y si es cierto, como decía Evita, que donde hay una injusticia hay un derecho, no podemos perdonar 42 años de desquicios que han sumido al pueblo a la decadencia.
Pero todo lo que se hizo mal se puede hacer bien. El abuelo debe hablar con el nieto. Los padres tienen que discutirlo con los hijos. Hay que nacionalizar a los argentinos, porque la Patria vive, porque la Patria existe, y si lo intentamos, la Patria triunfará.
La seguimos el lunes, a las 6, por AM 650 Radio Belgrano.
MIGUEL ANGEL DE RENZIS